Ni
tú mismo sabes lo que es exactamente, pero está ahí. Incluso
cuando el silencio te habla durante meses, eso que hay permanece,
aunque tú no lo sepas.
Entreceroycien
miércoles, 12 de marzo de 2014
jueves, 6 de marzo de 2014
Habitación desordenada
Quiero ordenar mi
habitación, porque está desordenada. Alguien me dijo una vez que
quien tiene la habitación desordenada, también la cabeza, y nunca
falla.
Porque todos mis
pensamientos están aún en esa habitación, caminando sin un sentido
fijo, aunque bien escondidos...para que no los encuentre ni yo misma.
Que en la ropa todavía
está el sabor de esos días que he vivido, en los auriculares
tirados en la esquina de la mesa está la banda sonora de mi vida, y
en mi almohada siguen los sueños que me quedan por cumplir.
Que cada foto es solo el
principio de cada momento que me falta por descubrir y que el espejo
me dice quién soy todos los días, pero no quién voy a llegar a
ser.
Que el futuro es ahora y
el presente ya se ha escapado hace unos segundos, que los días se
deslizan por mis dedos y vivo en un “echar de menos” constante.
No me importa lo que los
demás vean o hagan, porque esto que estoy viendo yo con mi piel
seguramente supere todo lo demás.
A veces pienso que si
ahora mismo nos proyectaran una película de lo que va a pasar ya no
en un año, sino en un mes, no nos creeríamos ni la mitad, porque lo
único que sé es que todo cambia en cuestión de segundos.
Planes. Nos pasamos la
vida haciendo planes, y seguramente el mejor plan sea no planear
nada, pero nos empeñamos en fabricar nuestra vida y en forzar los
momentos, para que luego llegue alguien que desordene todo y tire
nuestros planes a la basura.
Bendigo a todo aquel que
por un día consiguió desordenar mis planes, porque los planes son
solo palabras vacías, y la vida siempre tiene un plan B.
martes, 25 de febrero de 2014
Abecedario personal
Asistes a festivales de mi boca
viajando con la tuya.
Besas igual que hablas.
Caminas y me miras, y la calle se
convierte en nuestra habitación sin luz.
Darías lo que fuera por que fueran las
dos de la mañana de ese día.
Empiezas a sonreír y el mundo pasa a
un segundo plano.
Faltas y te busco hasta donde menos
imagino que estás.
Garantizas lo que sigue y además con
garantía.
Hieres a las mitades y unes las dos
partes.
Insistes si desisto.
Juegas con mis palabras y vences sin
hacer trampas.
Lames mis heridas y no dejas rastro.
Miras mis ojos y te pierdes.
Nacías cada vez que te volvía a
conocer.
Olvidas lo que el olvido te enseña a
olvidar.
Podrías irte sin más y te quedas sin
menos.
Quieres convertir esto en un pacto que
nos sonría de frente.
Ríes y mi felicidad se sube a un tren
sin viaje de vuelta.
Sonríes cuando ves que me río al ver
que te ríes al verme aparecer.
Tranquilizas mis instintos y relajas
mis pensamientos.
Usas tus ojos para ganarme la partida.
Ves mis miedos y los matas.
Xerografías mi cuerpo en tu mente.
Yaces placenteramente y te observo con
libertad.
Zarpas desde tu barco y llegas a
nuestro destino juntos.
Cuando llegas a ese punto, te das
cuenta de que ese alguien se ha convertido en tu abecedario personal,
y entonces...dejas de buscar,porque ya lo tienes todo.
martes, 11 de febrero de 2014
Cuando menos lo esperas
Cuando menos lo esperas
Cuando menos lo
esperas las heridas hacen daño, los problemas se convierten en
fuego, las caricias se disipan y las miradas matan callando.
Cuando menos lo
esperas, llueve en ti, en tus palabras, en tus miedos, en tus dudas.
Y todo eso sin avisar, sin un pronóstico previo.
Cuando menos lo
esperas, tu sonrisa se vuelve multicolor, tus heridas se van sin
despedirse, y la felicidad empieza a asomarse con timidez por tu
ventana.
Cuando menos lo
esperas, encuentras “eso”, sin buscarlo, las casualidades existen
y tu destino parece un guión escrito solo para ti, hecho a tu
medida, y tú, sin darte cuenta, te conviertes en el
director de toda esa trama.
Cuando menos lo
esperas, los suspiros valen la pena, las matemáticas desaparecen y
empiezas a dejarte llevar, aunque no te convenza la idea.
Cuando menos lo
esperas tus dedos se deslizan por sus poros, su sonrisa se cuela en
cada hueco de tu piel, y tus ojos se rompen de tantas miradas que
dicen “te quiero”.
¿Sabes? Cuando
menos lo esperas, no esperas nada, y, entonces, ocurre lo inesperado.
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