martes, 11 de febrero de 2014

Cuando menos lo esperas


Cuando menos lo esperas

Cuando menos lo esperas las heridas hacen daño, los problemas se convierten en fuego, las caricias se disipan y las miradas matan callando.

Cuando menos lo esperas, llueve en ti, en tus palabras, en tus miedos, en tus dudas. Y todo eso sin avisar, sin un pronóstico previo.

Cuando menos lo esperas, tu sonrisa se vuelve multicolor, tus heridas se van sin despedirse, y la felicidad empieza a asomarse con timidez por tu ventana.

Cuando menos lo esperas, encuentras “eso”, sin buscarlo, las casualidades existen y tu destino parece un guión escrito solo para ti, hecho a tu medida, y tú, sin darte cuenta, te conviertes en el director de toda esa trama.

Cuando menos lo esperas, los suspiros valen la pena, las matemáticas desaparecen y empiezas a dejarte llevar, aunque no te convenza la idea.

Cuando menos lo esperas tus dedos se deslizan por sus poros, su sonrisa se cuela en cada hueco de tu piel, y tus ojos se rompen de tantas miradas que dicen “te quiero”.


¿Sabes? Cuando menos lo esperas, no esperas nada, y, entonces, ocurre lo inesperado.


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