jueves, 6 de marzo de 2014

Habitación desordenada

Quiero ordenar mi habitación, porque está desordenada. Alguien me dijo una vez que quien tiene la habitación desordenada, también la cabeza, y nunca falla.

Porque todos mis pensamientos están aún en esa habitación, caminando sin un sentido fijo, aunque bien escondidos...para que no los encuentre ni yo misma.

Que en la ropa todavía está el sabor de esos días que he vivido, en los auriculares tirados en la esquina de la mesa está la banda sonora de mi vida, y en mi almohada siguen los sueños que me quedan por cumplir.

Que cada foto es solo el principio de cada momento que me falta por descubrir y que el espejo me dice quién soy todos los días, pero no quién voy a llegar a ser.

Que el futuro es ahora y el presente ya se ha escapado hace unos segundos, que los días se deslizan por mis dedos y vivo en un “echar de menos” constante.

No me importa lo que los demás vean o hagan, porque esto que estoy viendo yo con mi piel seguramente supere todo lo demás.

A veces pienso que si ahora mismo nos proyectaran una película de lo que va a pasar ya no en un año, sino en un mes, no nos creeríamos ni la mitad, porque lo único que sé es que todo cambia en cuestión de segundos.

Planes. Nos pasamos la vida haciendo planes, y seguramente el mejor plan sea no planear nada, pero nos empeñamos en fabricar nuestra vida y en forzar los momentos, para que luego llegue alguien que desordene todo y tire nuestros planes a la basura.


Bendigo a todo aquel que por un día consiguió desordenar mis planes, porque los planes son solo palabras vacías, y la vida siempre tiene un plan B.

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